Y va la historia...

«Lo único que permanece constante es el cambio».

Albert Einstein

Desde 2008 hemos visto crecer al Centro de Encuentro con la Naturaleza y Terapia Social – Garupamba (CEN); las acciones han incluido talleres de capacitación, autocuidado; investigación sobre el páramo andino, el ciclo del agua, tecnología limpia; educación ambiental; acogida y acompañamiento para personas y organizaciones que buscan sanar.

El trabajo ha incorporado acciones de relación con la naturaleza, con el agua, terapia social, meditación, reflexión y acciones de apoyo frente al stress y agotamiento profesional.

A partir del 2017, con el afan de expandir el expectro de nuestras acciones, siempre en la línea de la sanación y el bienestar en armonía con la Naturaleza, surge la idea de Refugio Calmecatl.

Como las serpientes, cambiamos para crecer. Si queremos ver transformaciones profundas, debemos hacer del cambio una práctica cotidiana. Si queremos relaciones humanas de solidaridad, respeto y confianza, debemos construirlas en la práctica. Si queremos instituciones y organizaciones horizontales, debemos cambiar los patrones tradicionales considerados naturales.

Si queremos recuperar el vínculo con la Naturaleza, necesitamos considerarnos nuevamente parte de ella; mirarla, sentirla, incorporarla en nuestra vida como maestra, como espejo para la especie humana. Y, si queremos todos estos cambios, debemos construirlos en la práctica presente y cotidiana, con la convicción de que los cambios que surjan en cada persona y desde cada persona, pueden aportar en su bienestar y en el bienestar colectivo.

En nuestra cotidianidad existen muchas afirmaciones y deseos abstractos; nuestra mente está siempre en movimiento y no pisa el mundo real, eso nos agota y desgasta; nuestro cerebro necesita referentes concretos de los que aprender. Por eso nació el Refugio Calmecatl como un espacio para el turismo de bienestar, el descanso que sana y la reconexion con lo importante de la vida; un espacio que se convierte en laboratorio vital para la práctica cotidiana de ese nuevo paradigma que queremos vivir no en el futuro sino desde cada instante, ahora mismo.

Nidya, María Elena, Andrea, Pía, Suca, Cecilia, Sandra, Juanita, Gaby, Ximena, Juanito, Román, Alan, Julián, son algunos de los nombres que han puesto su pensamiento, su voz, su emoción y su certeza para que surja lo que hoy conocemos como Refugio Calmecatl, cuyo significado completo en Nahuatl puede ser traducido como: La casa del tejido viviente; la casa del agua, o la casa del tejido vital.

Comenzamos a escribir nuevas páginas en la historia de este sueño, abriendo las puertas para el turismo de bienestar, para la sanación y la reconexión con la naturaleza. Algunas personas han dejado ya parte de su vivencia en estas páginas y esperamos a muchas más.

REFUGIO CALMECATL… ¡donde la vida comienza!